La luna no sólo es el romántico astro que adorna nuestras noches. Según recientes investigaciones la vida en la Tierra sería muy diferente sin este satélite. Se piensa que su formación fue debida al impacto de un gigantesco planeta del tamaño de Marte acontecido hace 4500 millones de años. La corteza terrestre se fusionó violentamente y grandes nubes de material fueron lanzadas al espacio. Tras un tiempo este material se fue cohesionando formando un satélite de tamaño nada despreciable. De hecho si se encontrara libre en su propia órbita alrededor del Sol podría considerarse un Planeta como cualquier otro. La hipótesis del impacto se basa en que la composición de la Luna es prácticamente igual a la de la Tierra. Así que bajo nuestros pies, perfectamente fusionado con la Tierra, debe descansar la ingente masa aportada por el planeta errante que impactó contra su superficie. La distancia entre la Tierra y su satélite va haciéndose mayor a razón de casi 4 cms cada año. En un principio estaba tan cerca de la Tierra que su visión en el cielo nocturno debió se aterradora. Y si la raza humana sobrevive lo suficiente algún día la verá como un lejano punto no mucho mayor que las estrellas. La rotación de la Luna alrededor de la Tierra es esencial para su estabilidad. Sin ella el eje de la Tierra variaría de forma descontrolada, tal y como ocurre con Marte, dándose temperaturas glaciales en un lado de la misma mientras que al otro extremo estaríamos cociéndonos a más de 100 grados centígrados. Esta es la razón que esgrimen algunos científicos para asegurar que la vida en nuestro planeta se la debemos a la Luna en primera instancia. En contrapartida, se han reducido considerablemente las posibilidades de encontrar vida en otros sistemas solares debido a la singularidad del sistema binario formado por la Tierra y la Luna. Si la vida, tal y como la conocemos, se debe originar en un sistema solar parecido al nuestro dotado de un sistema binario Luna-Tierra, las probabilidades de encontrar vida más allá del Sistema Solar se reducen espectacularmente.
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